domingo, 30 de enero de 2011

Bio-OVNIs, la teoría olvidada

Revista Codigo X. Año 1 nro 6, por Marisol Roldan


Desde que en el año 1947 se implantó el concepto de ufolo gía moderna, los investigadores hemos estado preocupados y obcecados con recabar testimonios y pruebas que estuvieran relacionadas con los ovnis.

Todo ha sido poco para una búsqueda, que hoy por hoy, sigue siendo estéril. No por falta de signos que avalan su existencia (otra cosa es su origen y procedencia), sino porque ninguno es lo suficientemente contundente para mostrarlo al mundo como una realidad solucionada. Los ovnis siguen sin explicación. El que piense lo contrario ha incurrido en uno de los “pecados” prohibidos al investigador, es decir, se ha dejado llevar por lo que él cree, otros creen y todos deseamos. Pero en el fondo, continúan sin dar claridad al oscurantismo del fenómeno de los No Identificados.

Hemos tenido medio siglo para engrosar las listas de avistamientos. Los archivos con casos sin resolver están a punto de caer por su propio peso. Y ni uno, ni uno sólo de ellos, por mucha publicidad que se le haya dado o por muchos beneficios que haya dado han sido verificados como auténticos.

No por más famoso que se haya hecho un caso en concreto se ha transformado en una realidad. Que a unos nos gustaría y que otros negarán hasta la saciedad. Seguimos en el punto cero. Los más atrevidos intentan buscar explicación. Se atreven a formular hipótesis. Los ovnis pueden ser terrestres, extraterrestres o intraterrestres. Estos son los tres vientres preñados de la madre Ufología. Uno de ellos, gesta la verdad. Los otros tal vez también. Y en ese ambiguo camino nos debemos de mover los estudiosos y los aficionados a este tema. Aunque los más afectados suelen ser los propios protagonistas de las luces y de los seres que parecen manipularlas.

Si son terrestres, alguien nos está engañando. ¿Debemos suponer que paralela a nuestra sociedad han coexistido seres de elevada tecnología que siempre nos han mantenido oculto su poder e intenciones? ¿Existían militares, proyectos secretos, prototipos... en la prehistoria? o debemos pensar algo más...

Si son intraterrestres, alguien está viviendo absurdamente. Es magnífico pensar que grandes filosofías y culturas viven gracias a un sol interno, en nuestro planeta. Sea cual sea la leyenda apocalíptica que les llevó hasta allí. Pero a estas alturas, con el maravilloso universo que nos rodea y la aparente tecnología que representan estos ovnis si fueran suyos, ¿por qué iban a seguir viviendo como prisioneros en su propio reino? En el caso de no querer mezclarse con nosotros, ¿por qué no buscarse otro planeta habitable? O acaso, ¿tanto tiempo bajo tierra les ha hecho ser biológicamente adaptados a la vida interior, es decir, ya no son humanos tal y como nosotros entendemos ? Otra víateoría inexpugnable.

Si la respuesta está más allá de nuestro sistema solar los ovnis, ¿por qué a veces se dejan ver como objetos sólidos y materiales? ¿Tal vez porque nuestras mentes aún no han entendido que viajar en vehículos por el espacio es inviable a largas distancias, en la actualidad? Alguien podría rebatir esta interrogante, mencionando la palabra mágica... agujero de gusano, pero es eso... simplemente magia y magia es igual a deseo, por ahora. Además no es tan sencillo. Existiendo estos portales cósmicos no sabemos cómo afectarían a la materia. Grandes aspiradoras estelares, succionantes de la materia y de los campos gravitacionales, de la energía, en cuyo interior se desintegraría todo átomo y de haber salida, posiblemente el elemento engullido no tendría que ver nada con el resultante. Es curioso escuchar en distintos medios, a presuntos expertos que apenas saben de física más allá de lo leído en un artículo, hablar de lo viajes interestelares con tanta facilidad, atreviéndose incluso a dar como veraces teorías de posibilidad matemática dadas a conocer por sondas espaciales y radiotelescopios de observación espacial. Que hablan de la posible existencia de agujeros negros más allá de nuestra galaxia. Pero lo que nos están diciendo realmente, a nivel teórico, es que hay con cada uno la posibilidad que el cosmos esté transmutando en ese punto en concreto (es decir, que cada agujero de gusano sería una puerta a la nada, roturas de nuestro universo y lo que entre por él desaparece, transformándose en pura energía que está preparada para un nuevo proceso big bang a pequeñas escalas). De todas formas, la astronomía y la astrofísica humana, como todo, está dando sus primeros pasos y parte de pura teoría.

¿Quién sabe si ciertamente los ovnis, y los que supuestamente los tripulan, no han logrado controlar esas aspiradoras cósmicas, de espacio y tiempo? Y afinando más, ¿quién nos dice que no vienen del otro lado?

Pero si intrincado es inclinarse en la triple elección principal de su procedencia, más complicado se hace entre otras clasificaciones que hacen referencia a las formas de los objetos, de las luces... Triangulares, circulares, ovalados, esféricos, romboidales, etc., es decir, lo que nuestra geometría les permite variar. Y metamórficos, metafísicos, etc., lo que nuestra imaginación les puede permitir.

Entre las miles de descripciones, en pocas ocasiones existen coincidencias totales, lo que nos puede llevar a pensar que, o bien, sus autores nunca los hacen iguales o que no son iguales todos sus autores. Implicando distintas procedencias y posibilidades para el mismo fenómeno o para lo que a los hombres nos ha parecido que es un mismo fenómeno, que podría no serlo.

Es lógico que antes de empezar a plantearnos la posibilidad de que cierto número de objetos no identificados pudieran ser definidos cómo supuestos bio-ovnis, tengamos claro que queremos decir bajo las siglas de este término ufológico.

Biovnis serían organismo vivos no identificados que podría llevar a confundir lo visionado con algo inanimado o no. En realidad los ovnis, en el caso de estar tripulados no dejarían de ser una suerte de bio-ovnis, una conjunción de máquinas y organismos vivos. No sólo porque los tripulantes pudieran ser entes vivas, sino porque la misma aparente máquina o luz que los transporta pudiera estarlo en parte. Nada descabellado para los que se atreven abrir su mente a las posibilidades. A fin de cuentas ya tenemos, aquí en la Tierra, un recién “parido” ordenador capaz de reproducir parte de sus componentes. O chips de desarrollo biológico.

Cuando el matrimonio de biólogos británico Ekdman sostuvo entre sus manos un celacanto recién pescado, na pieza del puzzle de nuestros enig
mas volvió a desencajarse. Un fósil extinto.., en un mercado asiático. Cuando un grupo de científicos se sorprendió ante la existencia de bacterias que metabolízaban azufre se habían dado cuenta de que la vida se había desarrollado al margen de nuestra ciencia, pero no por ello se podía negar la evidencia. Pero claro, era muy sencillo hacerlo cuando ya estaba en el objetivo del microscopio. Y ¿si parte del fenómeno ovni tuviera un origen biológico y terrestre desconocido hasta ahora por nosotros?

¿Podrían existir seres conviviendo con nosotros, seres invisibles, salvo contadas excepciones en las que son vistos y tal vez confundidos por objetos no identificados? Nos referimos a tipo de vida cuya vibración energética no es igual que la nuestra y de la que desconocemos cualquier característica vital.

Los oceanógrafos Baisfield y Lebland son dos de los científicos que más aportaciones han dado sobre especies desconocidas en las aguas marinas. Escribieron en su libro Cadborosaurus:
supervivientes de las profundidades, acerca de saurios y reptiles que se creían no extintos sino imposible, debido a que no son más que saurios “ya evolu
donados” en el medio marino, su hábitat.

Olvidémonos de la biología física y abramos nuestras mentes en un intento de escrutar esta antigua hipótesis ufológica, a una auténtica fórmula vital. En la que se entienden los seres vivos, no sólo como cuerpo, sino como un campo energético, en un aparato inmunológico, etc... Y por otra parte, atrevámonos a pensar a que los lugares que se creen no habitados de nuestro planeta pudieran estarlo. Los fondos de los océanos, las grandes fosas marinas, son una buena muestra de enclaves que pensábamos imposibles de morar y han resultado estar totalmente poblados, eso sí, por formas desconocidas de vida, desconcertantes aptitudes y actitudes, producto de la necesaria adaptación al medio. Desde el génesis de nuestro pla
neta, los propios hombres hemos variado, nos hemos adaptado, sobrevivido y reproducido... ¿no pudieron otras especies haber hecho lo propio en lugares como la estratosfera, hidrosfera, etc...? Metabolismos sutiles y cambiantes según la necesidad del medio.

Entre las décadas de los 70 y 80 muchos estudiosos de lo inexplicable examinaron concienzudamente el fenómeno ovni desde todos los campos del saber posibles. Apoyados por estudios tecnológicos novedosos como el láser empezaron a postular sobre la existencia de la mismísima antimateria como algo real en el universo. Las mentes instruidas empezaron a ver enlaces increíbles entre el campo de las energías y los fenómenos ufológicos.

La tensión tectónica o teoría de la ITT se formuló hace 20 años por Derry Persinger y pretendían encontrar explicación a los ovnis con fenómenos naturales. Según esta teoría la tensión tectónica de los volcanes podría producir liberación de bolsas energéticas o gases, a veces, luminiscentes que podrían resultar la explicación de muchos casos ovnis, sobretodo en zonas marinas como Canarias.

De todas formas las Canarias es un ejemplo peculiar digno de observación, pues al parecer estas islas no se cortan donde el mar parece delimitarlas, sino
que se extienden miles de kilómetros por debajo del mar, lo que podría propiciar la existencia de una forma desconocida de vida y por qué no... anfibia.

Lo que llamaba más la atención de estos objetos desconocidos era esa “extraña luz” que describen los testigos y que suelen envolver al objeto o salir del mismo. Las declaraciones de los observadores repiten insistentemente esta constante lumínica, incluso en los casos en los que no aseguraban que hubieran visto un objeto sólido.

Las extrañas luces con o sin relleno tangible y sólido variaban en su intensidad y color, pero guardaban en común el hecho de no ser molestas al ojo humano, pese a que por las dimensiones de sus focos en muchas ocasiones debieron haber provocado deslumbramiento o ceguera momentánea entre los observadores. Hecho que indica que se trata de un tipo de luz especial, de un espectro o gama desconocida... Lo que podríamos llamar energía fría... pero, ¿qué tipo de energía produce frío? Desde luego no hablamos de energía eléctrica ni de combustión de ningún tipo, en ambos casos hay una pérdida calorífica. Y por el contrario pruebas realizadas por investigadores ufológicos demostraron que tras la presencia de un ovni, los termómetros instrumentales más sutiles no mostraban incremento en sus índices, más bien sucedía lo
contrario. Algo similar a lo que sucede en la paraciencia cuando se registran presencias “extrañas”. ¿Hablamos pues de energías que absorben calor?, es posible. Tal vez sea una explicación lógica y prudente pare entender el porqué los casos de ovnis lumínicos más espectaculares han sido registrados en zonas de clima tropical o templado, pero también se han dado casos en lugares de frío externo como en la estepa rusa o en Noruega, a este respecto podríamos buscar la explicación en la nieve. Una especie de acumulador natural del calor solar (algo parecido a placas solares o espejos). Claro que todo puede ser coincidencias.

Otra curiosidad que ofrecen las luces es su frecuente parpadeo o destello. Algunos como el contactado italiano Siragusa, lo describían como latidos, porque dan la sensación de seguir una constante. Los latidos del corazón de los seres vivos producen un ritmo similar (sístole y diástole), pero eso no sería un detalle suficiente para probar que los ovnis alguna parte de ellos son seres biológicos, pues las máquinas creadas por los hombres (el motor) reproducen estos movimientos.

Y ¿si lo que se llega a deducir es que se trata de un lenguaje similar al de animales eléctrico como la anguila?, debemos de pensar que el parpadeo no es constante, sino con variantes per
ceptibles lo suficiente para la construcción de un idioma. Pero, ¿cuál? ¿Se tratará de un sistema básico como el binario empleado en nuestro planeta o como el empleado en telegrafía? Tal vez.

Quizás la misma función tenga ese sonido sutil que presentan casi todos los ovnis observados por los testigos a poca distancia. Muchos afirman haber percibido un débil zumbido más similar al provocado por el vuelo de una abeja que al de una máquina con motor. Un zumbido cuya intensidad variaba según la propia luz expelida por el No Identificado.

La tercera peculiaridad que a estas alturas del fenómeno ovni no pasa desapercibida nos viene señalada por su movimiento. Casi siempre zigzag, pero también por su extraña capacidad de pasar de estar inerte a adquirir grandes velocidades. No importándoles lo sentidos arriba y abajo, derecha o izquierda y su capacidad para realizar maniobras increíbles. Sólo aptas para seres invertebrados o exentos de engranajes. Y cambios de sentido imposibles, al menos para máquinas humanas.

Los calamares gigantes como los “pescados” en las últimas fechas
(Canarias y la Antártida, por ejemplo) y que forman parte de la leyenda de
dichas zonas son enormes (y no tanto) seres tentaculares, cuyo nado vertical o
rectilíneo nada tiene que ver con un pez. Visto desde la superficie podría dar la impresión de una bola submarína de enormes dimensiones pues pueden llegar a medir 20 metros (Architenthis Dux) que además pueden provocar el efecto óptico de luminosidad y que suele crear una estela con su defensiva expulsión de tinta. En el museo de Naturales de Tenerife se puede observar un calamar de 10 metros. Igualmente resulta curioso que precisamente en esta zona de la península se den constantes avistamientos ovnis.

Sin embargo, los seres vivos más ágiles que las máquinas podrían lograr ese efecto, suponiendo claro que pudieran las especies nadar, volar, bucear y dominar los espacios conocidos, todo a un mismo tiempo, como parecen hacerlo estas luminiscencias desconocidas o tal vez, ¿nos confundimos?

En Canadá, donde frecuentemente se producen avistamientos y denuncias ovni, existe un elevado porcentaje de los que se mueven exactamente bajo el mar costero (OSNIS). Curiosamente es allí también (bahías como la de Cadboro) donde se cuentan leyendas de serpientes marinas luminosas.

La medicina afirma que el hombre podría adaptarse, en mente y cuerpo, a un hábitat marino. En la investigación actual, ya se experimenta con la posibilidad de que el hombre pueda adaptarse a los medios marinos y espaciales. Donde los problemas más graves a reducir serían la oxigenación sanguínea y la presión atmosférica, que influye sobre la misma y el riego cerebral. Jean Costeau, ya soñaba con esos adelantos. Y, ¿si los anteriores moradores del planeta se hubieran adelantado, bien por vía natural de selección o genética?
Si vivieron y sobrevivieron en las profundidades ocultos, necesariamente hubieran desarrollado, por las leyes de adaptación biológica evolutiva de las especies, particularidades como la de la luz (caso como los peces de las grandes fosas abismales ya las presentan) e igual ocurriría si la adaptación vital se hubiera dado por encima de la estratosfera, donde la presión atmosférica y la
luz escasean... y la misma opcion habrian sufrido los que hubieran terminado morando en las grutas internas del planeta.

En el caso de ser posible la existencia de formas de vida desconocida en nuestros cielos o mares, y suponiendo que tengan relación con la actual ufología casuística, debe subrayarse que deberían por su comportamiento de ser seres individualistas, pues se muestran en poco número como norma general. Aunque podrían vivir en manadas de 7 a 9 miembros, número máximo de ovnis avistados.., y que podrían tener enclaves preferidos para su reproducción. Lo que explicaría su presencia máxima en lugares como las Bermudas, donde generalmente barcos y aviones han desaparecido hallándose décadas después parte de sus despojos. Justamente los bio-ovnis se comportarían como cualquier otra especie ante un ser desconocido como el hombre nos observarían, pero sólo nos atacarían cuando directamente lo hiciéramos nosotros o cuando se sintieran amenazados ellos o sus familiares.

Al igual que los delfines sienten afinidad y curiosidad por el hombre, estos bio-ovnis podrían ser tentados con los objetos voladores como aviones que entran en sus territorios, desde hace apenas un siglo, que bajan a sus aguas desde hace también poco más de una centuria y que en cuyo caso la novedad no serían ellos, sino nosotros que nos atrevemos a introducirnos en su dominios.

Quizás todo lo que apunta a la existencia de bio-ovnis definiéndolos no como artefactos, sino como “seres vivos”, parezca ante los ojos de los aficionados a la ufología restar importancia al fenómeno ovni. Sin embargo, no es así. Ya que se enriquece las posibilidades y daría la explicación a parte del Misterio.

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